
EL PROGRESO
LO CONCEPTUAL:
Apartándose de lo tradicional: el conocimiento costumbrista es que el crecimiento es el factor que permite el desarrollo[1]; es verdad, pero no es el único. Lo otro se llama progreso a partir del ingenio del hombre a través de la inventiva, la creatividad y la genialidad.
Nos hemos apartado de lo tradicional porque Chile – hasta ahora – nunca ha logrado alcanzar el desarrollo esperado por los ciudadanos. Por tal razón, creemos y estamos convencidos que hay otras formas para hacer realidad las necesidades y expectativas de los ciudadanos que concreten y accedan a una prosperidad[2] plausible y realista; no soñada.
Se trata de coloca al progreso con su extensión de línea llamado porvenir[3] en el centro de los ciudadanos según las actividades humanas que desarrollan éstos en una concentración espacial (territorio donde habitan) a partir de lo que la naturaleza les dio, su potencial territorial, de lo que son capaces de crear y desarrollar y de lo que es correcto y conviene hacer. Lo anterior, se sustenta en la autonomía del progreso.
Hoy la integración entre países para alcanzar un mejor porvenir es el camino que están tomando los gobiernos en la América del Sur. Aquello choca contra el centralismo. Chile no es la excepción. Lo es y está ahogando a las regiones porque todo lo hace el Estado (resuelve la vida de los ciudadanos) desde el poder central.
No permite (El gobierno del Estado) que las regiones forjen su propio destino a partir de la autonomía del progreso[4]. Aquello atenta contra los ciudadanos que quieren forjar su propio destino a partir de las potencialidades del territorio donde habitan y de las propias que son capaces de crear y desarrollar a partir de la autonomía del progreso.
EL PROGRESO.-
El progreso tiene que ver con los ciudadanos en comunidad no con el país. Tiene que ver con hacer realidad las aspiraciones de los ciudadanos donde habitan. En definitiva, el progreso es la concreción de las expectativas de la gente; tener más y mejor, una calidad de vida satisfactoria, unidad ciudadana y hacer el bien por los demás.
Las nuevas formas de progreso traen bienestar ciudadano. Nacen o se gestan de lo que sigue: 1) de la creación o inventiva de algo que no existe; de la nada 2) de lo que existe y/o poco que se tiene y esta malo; replanteamiento 3) de observar como participan los grandes en esta era; copiar y adaptar a lo nuestro y 4) del uso y empleo de lo que la naturaleza nos dio y de las expectativas generadas por los ciudadanos.
Las formas de progreso: la inventiva con valor, la incorporación de nuevos sectores económicos, la creación de nuevos satisfactores, la internacionalización y la transnacionalización y nuevos comportamientos territoriales. Las anteriores se pueden combinar, integrar entre si y acoplarse entre sí.
UN CAMINO PARA EL PROGRESO.-
El desarrollo es algo lejano. Parece inalcanzable en este país; nunca lo hemos logrado. A lo más, somos un país emergente. Aquello es frustrante. El camino es el regionalismo sobre la base de la autonomía del progreso[5] (vivir mejor en prosperidad a partir de lo que se tiene y se es capaz de hacer con absoluta libertad e independencia del centralismo y del gobierno central; ser dueño de su destino y dejen a la región hacer lo que debe ser). Lo que ocurra en el resto del país es problema del centralismo y del gobierno; no de los habitantes donde se ejerce la autonomía. El regionalismo se sustenta sobre un proyecto país impulsado por un estadismo (visión de Estado basado en un proyecto político).
[1] El desarrollo es algo difícil de describir y demostrar de manera concreta. Los ciudadanos lo ven como algo lejano o una quimera. Es algo que no se toca, no se siente ni se hace visible. Es solo una aspiración. Por tanto, refirámonos a cosas que podamos medir, evaluar, explorar y concretar. Cosas estimables, reales, viables y evidentes. Para lo anterior, debemos acuñar viejos conceptos pero vigentes hoy más que nunca (progreso, porvenir, prosperidad y destino).
[2] La prosperidad: se entiende como la materialización de vivir, ser y estar mejor de todo ciudadano, concretado en un conjunto de bonanza y bienestar individual y colectivo. La prosperidad para ser tal, debe ser compartida de acuerdo a lo que contribuya el ciudadano a la sociedad y lo que le ha dado la vida.
[3] Se define como “porvenir” a un estado viable de prosperidad futura que hace llegar y participar del progreso compartido a sus ciudadanos, satisfaciendo las necesidades y expectativas de aquellos. Implica conversión y evolución para alcanzarlo y disfrutar de éste. Para alcanzarlo debemos fijar un derrotero, su ritmo, darle un sentido y pasar a la acción con decisión. El porvenir es el fin último. Aquello requiere precisar un destino, establecer una concepción, fijar una conducción y configurar la acción.
[4] El camino es el regionalismo sobre la base de la autonomía del progreso (vivir mejor en prosperidad a partir de lo que se tiene y se es capaz de hacer con absoluta libertad e independencia del centralismo y del gobierno central; ser dueño de su destino y dejen a la región hacer lo que debe ser). Lo que ocurra en el resto del país es asunto del centralismo y del gobierno; no de los habitantes donde se ejerce la autonomía. El regionalismo se sustenta sobre un proyecto país impulsado por un estatismo (visión de Estado basado en un proyecto político).
[5] El progreso tiene que ver con los ciudadanos en comunidad en un territorio específico donde habitan; no con el país. Tiene que ver con hacer realidad las aspiraciones de los habitantes donde residen. En definitiva, el progreso es la concreción de las expectativas de la gente; tener más y mejor, una calidad de vida satisfactoria, unidad ciudadana y hacer el bien por los demás.
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